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miércoles, 26 de septiembre de 2012

La experiencia y la inocencia desnudas en un baño

Buenas, intentando actualizar el blog después de cinco meses... mucho he visto, no tanto he leído, pero tengo algunas recomendaciones que hacer que iré publicando poco a poco. En este tiempo me hice mujer curtida, volví a jugar al baloncesto, conseguí que me gustase la playa, intenté terminar un eterno relato corto y por supuesto seguí viendo buen cine, por lo que ahí va mi primera recomendación. A penas hace unos días vi Madrid, 1987 de David Trueba, un filme que con poco presupuesto, un par de actores y escasas localizaciones, me mantuvo despierta a altas horas de la noche, pues afirmo que, por mucho que esté viendo una gran obra cinematográfica siempre me quedo dormida cuando llega mi hora. Tanto es así que algunos no me perdonaran que me quedara dormida viendo Origen (gran película de la que hablaré en otro momento) en la sesión golfa.

Bueno a lo que iba. Pese que algunos piensen que lo mejor de la película es ver desnuda a María Valverde, porque es así como se pasan casi toda la película la actriz y José Sacristán, para mi lo atrayente es la visión de un mismo mundo desde la mente de un periodista viejo, ya consolidado e incluso famoso y desde la mente de una joven estudiante, ingenua y sin prejuicios.