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miércoles, 18 de enero de 2012

Tres lecturas juveniles que no tienen desperdicio

Buenas noches, hoy escribo de nuevo para hablar de tres libros muy cortitos que deben haber marcado la adolescencia de muchos, ya que suelen ser lecturas recomendadas en el instituto. Comienzo con el último que he leído, El Barón Rampante de Italo Calvino.

En este libro, un clásico de la literatura italiana del siglo XX, Biaggio, un aristócrata en decadencia, cuenta las aventuras de su hermano  Cosimo sobre los árboles. La historia comienza cuando Cosimo se niega a comer los caracoles que su hermana mayor ha cocinado, discute con su padre y sube a un árbol del jardín prometiendo no volver a bajar nunca. Cosimo crea su hogar sobre los árboles de la comarca de Ombrosa, consigue comida mediante la caza de animales y crea su propia ropa con las pieles. Desde joven, vive grandes aventuras, ya que desde su hogar en las alturas lo ve todo. Tanto es así que se codea con bandidos y observa y participa en la Revolución Francesa, siempre desde lo alto.

Me ha resultado un libro entrañable, desde los comienzos, con su perspectiva infantil y rebeldía ante lo establecido socialmente, hasta sus últimos años y la historia que le rodeaba envuelta en algo parecido al realismo mágico hasta el final. Entrañable también son algunos de los personajes que a lo largo del libro entablan amistad con Cosimo, tales como Viola o Gian dei Brughi.

Mi segunda recomendación, si que fue una de mis lecturas de instituto, se trata de Los Espejos Venecianos de Joan Manuel Gisbert. Trata de de un chico llamado Giovanni Conti, que se traslada a Padua para estudiar. Al llegar un poco tarde a la ciudad no hay alojamiento en ningún hostal, por lo que acaba alquilándole una habitación a una mujer mayor, llamada Alexandra, cuyo último inquilino desapareció sin dejar rastro. Desde el primer momento Giovanni se siente atraído hacía el Palazzo Balzani, anexo a la casa. Al día siguiente cuando va a la primera clase en la Universidad, su profesor Giacomo Amadio lleva al alumnado a la biblioteca para hacer un trabajo voluntario de investigación, Giovanni elige el Palazzo Balzani como su objetivo, pero toda la información del edificio ha desaparecido.

Esta es una magnifica historia de misterio, cargada de fantasmas del pasado y un gran ejemplo de cómo la imaginación puede llevarte a vivir increíbles aventuras. Un libro muy corto que comienzas y terminas en un mismo día porque no puedes dejarlo.

Y por último y, en mi opinión, la mejor opción, un libro que leí no hace más de un año, El Guardián entre el Centeno de J. D. Salinger. Comienza cuando Holden Caulfield, un chico de 16 años, es expulsado por bajo rendimiento de la escuela privada Pencey. Holden abandona la escuela justo antes de las vacaciones de navidad sin avisar a nadie, evita volver a casa y tener que contarle a sus padres la situación.

Este libro es a ratos divertido a morir de risa, a ratos triste por la situación de alguien que no sabe qué quiere en la vida. Holden es un niño consentido y mimado al que nada le gusta, tanto es así que se inventa casi todo lo que habla. Mención especial tengo que hacer a Ackley, compañero que Caulfield espantaba llamándole "criatura", y a su hermana pequeña Phoebe, a la que el personaje respetaba por su madurez a tan temprana edad. Por si esto no os convence, os dejo con mi parte favorita:

"¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (...) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer".

2 comentarios:

M. Bravo dijo...

Si te digo que no recuerdo Los espejos venecianos... Mi memoria se ha vuelto selectiva. Yo también quiero ser, ante todo, guardián entre el centeno. En breve tocará relectura. En cuanto a Cósimo, a ver si me lo cambias por Suave es la noche.

Unknown dijo...

A ti no te lo mandaron porque teníamos profes diferentes, creo que tu tuviste que leer La Perla. Pero recuerdo habértelo dejado.