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martes, 9 de diciembre de 2014

Lunes

Papá acaba de entrar en la habitación cantando esa odiosa canción de Quinto Levanta. Me duele la nariz, que es lo único que asoma por encima del edredón. Hace mucho frío. La gata, que estaba enroscada a los pies de la cama ahora le bufa a papá que es lo que me gustaría hacerle yo, pero no quiero pasarme la semana castigado. Ya es bastante que sea lunes, tengamos una semana en paz.

-Arriba dormilón, que hoy hay cole-.

Odio terriblemente los lunes por la mañana, es sin duda el peor día de la semana. Cuando te has acostumbrado a no hacer nada durante el domingo viene el lunes y te da en los morros. Aunque papá me hace acostarme muy temprano los domingos, me cuesta mucho levantarme los lunes. 

Me deslizo por el borde del colchón hasta mis zapatillas de Spiderman que están junto a la cama después de que papá me robara de sopetón la sabana aún calentita de mi cama. Le odio cuando hace eso, pero luego se me pasa.

Mamá me dejo anoche la ropa para la excursión de hoy sobre el escritorio. Hoy vamos al zoo. Como se levanta muy temprano para ir a su trabajo prefiere tenerlo todo controlado la noche anterior, incluido papá, que prepara el desayuno mientras yo me visto.

El desayuno no está mal, es el único momento agradable del lunes porque puedo ver dibujos en la tele mientras me tomo la leche y cuando mamá no está papá me unta nocilla en la tostada. Cuando acabo voy a lavarme los dientes mientras el busca la mochila en el recibidor.

Ya es muy tarde, papá sale de casa colocándose el chaquetón. Cuando llego al colegio ya hay una larga cola para entrar. Choco los cinco con papá y me acerco hasta Adrián. Adrián es mi mejor amigo desde que teníamos tres años. A veces es un poco pesado, pero nadie es perfecto.

La señorita Ana ha salido antes de que tocara la sirena de entrada. Nos coloca en fila de a dos y nos reparte unas fichas para rellenar durante la visita al zoo. A mí me toca con Sofía, que no me cae bien por es una mandona. Adrián va delante con otra niña. Me da vergüenza porque nos obligan a ir cogidos de la mano y yo a esta no le doy ni el pie.

El autobús al zoo es muy divertido. Un niño ha vomitado en el fondo y el olor es insoportable aunque abramos las ventanillas, me alegro mucho cuando nos bajamos. Una vez dentro del zoo un hombre vestido como si fuera de safari por África nos recibe con demasiada alegría. Parece idiota. 

Nos pasamos todo el recorrido escribiendo cosas sobre los animales del zoo y acabamos sentados al borde del estanque de la entrada principal. Estoy poniendo que lo más divertido del día ha sido dar de comer a los chimpancés. Son muy simpáticos y tienen el culo pelón. Sofía insiste en que no puedo poner culo en mi ficha. Sigo escribiendo, por su culpa me he torcido un poco.

-Eres tonto- Sofía me arranca la hoja de papel y la sostiene en alto, se ha puesto de pie sobre el borde del estanque en el que estábamos sentados. Me levanto e intento quitarle mi ficha, pero me caigo al estanque.

Todos se ríen menos Adrián. El agua sucia me cubre por encima de la rodilla. Cuando mamá llega me mira con cara de desaprobación, como si yo tuviera la culpa.

-Vamos, vas a llevarte castigado un mes entero- 

Tendría que haberle bufado a papá esta mañana.

Se disculpa con la maestra y nos vamos para casa. Al final el lunes no ha sido tan largo como yo pensaba.

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